Archivo de la categoría ‘Crónicas de conciertos’

Igor Paskual causa Equilibrio Inestable en Zaragoza

Una de las mejores cosas del trabajo de músico es poder conocer a personas y artistas tan auténticos como Igor Paskual.

Coincidimos en la banda de Loquillo en 2009 y, hasta hoy, seguimos tocando juntos poniendo a su servicio nuestros conocimientos y nuestra energía.

La gente que nos ve desde abajo cuando tocamos con Loquillo puede pensar que es fácil todo el sudor y la entrega sobre el escenario puesto que, por lo general, miles de ojos nos miran.

Pero la grandeza de músicos como Igor Paskual es que se entregan igual cuando tocan para 20 personas o para 20.000, con su repertorio o con el de otros.

Es como si Messi jugase con la misma disposición un partido de Solteros contra casados como la final de la Champions.

Los curiosos que se acercaron al poeta eléctrico el pasado viernes 4 de Mayo pudieron comprobarlo. Acompañado únicamente de su guitarra acústica y, ocasionalmente en algunas canciones, por el teclado del que suscribe, Igor fue capaz de defender las canciones de su primer disco en solitario “Equilibrio inestable” (Popup música 2011), además de algunas canciones nuevas que a buen seguro formarán parte de su próximo album.

Joyas como “Volver”, “Bebemos” o “El corazón del hielo” sonaron con contundencia y con la autoridad que dan los cientos de actuaciones y los miles de kilómetros recorridos. Incluyó otras como “El peor novio del mundo” y una version instrumental del banjista Earl Scruggs, fallecido recientemente.

De los garitos venimos y a los garitos volveremos y es aquí, en los pequeños locales acogedores como el poeta eléctrico, donde se forjan las canciones y los artistas del futuro o, como diría nuestro paisano Jesús López (Club eléctrico, Lágrimas de mermelada), “En los sótanos del cielo”.

Texto: Santi Comet Foto: Ramón Palacín

Crónica de Mister Hyde en La Casa del Loco

Octavio Gómez Milián

Quiero comenzar con una anécdota, una casulidad que define, de manera emocional y subjetiva, la propuesta de Mister Hyde: me acompañó al concierto del pasado sábado en la Casa del Loco el cantante y letrista de uno de los grupos más míticos e interesantes de la historia del pop aragonés, Santi Rex de Niños del Brasil. Santi lucía orgulloso una chapa de Mister Hyde con el verso “He cometido un error”, un recuerdo a las primeras canciones de la banda.

Cuando Alejandro Elías, voz y guitarra, hizo su aparición en el escenario de la sala zaragozana en su chaqueta vaquera llevaba el logo de los Niños del Brasil en una chapa. Tradición y modernidad en confluencia absoluta. Mister Hyde presentaba su primer LP, Iluminando los colores, un disco que juguetea con las formas clásicas con aderezos sintéticos, aunque las máquinas solo silbaron en la intro del primer tema, a partir de entonces todo fue electricidad y una sección rítmica que te hacía enmudecer. Jorge Morgan, crítico musical y batería, asentía con la cabeza frente a la descarga de temas como Manchester, Corazones automáticos (nuevo guiño generacional) o la versión majestuosa de De música ligera de Soda Stereo (o cómo mezclar Bloc Party con el rock sónico argentino).

Hubo tiempo para recuperar clásicos de la banda y sonó Fantasmas, el tema que daba título a su anterior EP, aquel con el que la banda dio un salto cualitativo en composición y arreglos. Remake y Sombras Chinescas, Brando y Difícil de explicar, en el mutismo contagioso de una tripidación constante, un público entregado, lo mejor de cada estigma generacional surgiendo desde la piel de los que bailan y aman. Otra mirada al pasado sin rabia, Vulnerable, y el primer cierre con Laberintos en la tierra, un magnífico tema en el que intercalaron con gusto There is a light that never goes out de The Smiths (con ritmo electrónico, elegante y bailable, no sé qué dirá Morrissey de esto, supongo que los encontrará muy guapos) y Love will tear us apart de Joy Division.

Me llamaréis carca, me diréis que pasó mi momento, disfruté con la sudoración incontenida de unos rockeros aferrados a sus canciones y guitarras, de niños que han crecido viendo vídeos en youtube de Brett Anderson al frente de Suede, que han afinado la máquina del tiempo hacia las calles de la Inglaterra de la Tatcher y John Constantine, que volvieron para descargarse el inencontrable disco de Días de Vino y Rosas, que entiende que Duncan Dhu son estupendos y que guiñarle un ojo al Columpio Asesino no hace más que acrecentar su leyenda.

Me gustaron Mister Hyde, me gustaron con el cierre de Romper a bailar y con ese puntito mórbido y mesiánico que encumbra a El silencio entre nosotros como una de las grandes canciones de la historia del pop aragonés. Larga vida, chicos, esto no ha hecho más que empezar.

Dr.Feelgood, 40 años “sintiéndose bien”

Gabriel del Molino

Para una banda 40 años de existencia son muchos. Pero si se han mantenido será por algo. Vale que ninguno de sus miembros originales están ya, que los que están ya llevan unos cuantos conciertos a sus espaldas, que la voz de Robert Kane falla en directo, que el sonido de la armónica de Wilko Jhonson no la volverán a repetir nadie por mucho que se empeñe, y que probablemente no soporten ya conciertos de dos horas…. pero eso pierde importancia si saben respetar los orígenes de “Dr. Feelgood”, la banda que rompió una lanza a mediados de los 70 por el buen rhythm and blues y que se acercó a La casa del loco el sábado para cerrar su gira por España.

Dijeron nada mas empezar que como era su último concierto de esta gira por nuestro país, este iba a ser el mejor. Y a lo mejor sería una forma de congratularse con el público (un poco escaso, por cierto, para la caladura de este grupo), pero lo cierto es que dejaron claras sus intenciones desde el principio, rock, blues, y un buen puñado de demostraciones guitarreras de que lo que corre por esta banda en puro espíritu británico de los 70.
“Roxette”, a las primeras de cambio, “Milk and alcohol”, “She does it right”, “Back in the night” y unas cuantas mas (tampoco muchas, todo hay que decirlo), para terminar con una versión de “Tequila”. Por enmedio, un par de solos de guitarra de Steve Walwyn (el mejor de la banda), y algunos tímidos intentos de emular al gran Wilko con la armónica, y algún homenaje al gran Muddy Waters. Todo con una estética muy “british”, con reminiscencias de los años dorados de la banda.

La habitación roja en La Casa del Loco, defendiendo bien.

Gabriel del Molino

Siempre he dicho que los discos que salen al mercado hay que defenderlos en directo. Es ahí donde se notan dos cosas, si el grupo lo sabe defender y que el disco es bueno (o no). Confieso también que había escuchado el disco “Fué eléctrico” de La habitación roja estos últimos días, sin sentir nada especial. Así como con “Universal” noté buenas canciones casi desde el principio, este último trabajo no me decía mucho. Pero en esto llegaron a La casa del loco, lo salieron a defender y todo cambió.

Empezaron encadenando cuatro canciones sin dar respiro al personal, y poco a poco soltaron sus grandes éxitos como “Cajas Tristes”, “Febrero”, o “Voy a hacerte recordar”.La voz de Jorge parece más confusa en directo, mas cercana al estilo de “J” de Los Planetas, pero también el estilo sonoro de la banda se vuelve más profundo que en el disco.

Sigo pensando que este último disco es un poco mas flojo que el anterior, pero en directo y mezclando canciones de otros trabajos, La habitación roja, siguen siendo un buen grupo que sabe dar el máximo para sus seguidores.

Concierto de Sidonie, el fluido no circuló.

Fotografía: Alba Fle

Esperaba la nueva actuación de Sidonie en Zaragoza con ganas. Desde el verano de 2010, creo que no habían vuelto a pasar por aquí. Casi dos años, y un disco nuevo por medio, era ya mucho tiempo. El disco “El fluido García” lanzado hace unos meses no es mi preferido de la banda, pero sospechaba que en directo podrían sorprenderme, como otras veces. Pero lamentablemente solo me sorprendieron negativamente.
Y no es que sean malos, ni que tocaran mal (creo que incluso van ganando en su forma de tocar en directo, son mas contundentes), pero algo falló en La Casa del Loco de Zaragoza el pasado viernes, en los escasos 90 minutos de actuación.
El concierto se centró en muchas de las nuevas canciones, sin olvidar los clásicos como “Costa Azul”, “Fascinado” o “El bosque”.
La cosa empezó a decaer en la interpretación de “Giraluna”, como otras veces Marc salió del escenario para cantar entre el público las estrofas de esa balada, pero no funcionó como suele ser habitual. “A capella “, sin instrumentos no llegó a terminar toda la letra, y volvió al escenario. No era un buen día. Y para el final dejaron otros temas clásicos como “El incendio”, “Un día mas en la vida”, un bis con 2 canciones solamente, y aparentemente muchas prisas por terminar.
Sidonie son mucho mejores que lo que demostraron el viernes en Zaragoza, y seguro que lo demostrarán la próxima vez que vengan, pero el otro día no eran los que yo esperaba. El Fluido García les debió obstruir.
Será para otra vez.

La belleza y la palabra. Crónica del concierto de Loquillo en el Palacio de Congresos de Zaragoza.

Primero apareció Gabriel Sopeña en el escenario para crear un clima cómplice que fue in crescendo a medida que se acercaba a algunos temas clásicos. Sopeña es, claro, un poeta, pero también un filósofo. El pensamiento más elevado fue abriendo el camino a “Julia Reis” –del estimable poeta jerezano José Mateos–, para desembocar en la mítica “Cass” o en “Apuesta por el Rock and Roll”. Sopeña, el hombre que respira detrás del último Loquillo, supo ganarse al público en una partida jugada a medias entre su voz y su oficio en la guitarra acústica, por un lado, e inteligentes dosis de humor, por otro. Recordó a Félix Romeo, que abandonó tan pronto una ciudad que lo necesitaba tanto.

Todo estaba preparado para recibir a un José María Sanz que arrancó recreando el ambiente de aquel Balmoral, que dio título y coherencia a su anterior disco. Fue el concierto de anoche un auténtico recital poético, una clase magistral en la que el músico barcelonés quiso dedicar unos segundos, antes de cada interpretación, a situar en su ámbito temporal y literario cada uno de los poemas. Y, tal y como anunció, por allí pasó una muestra de la mejor poesía española, europea y latinoamericana, directamente o sobrevolando: Luis Alberto de Cuenca, por supuesto, sobre cuya obra se ha levantado el último trabajo de Loquillo, pero también Bernardo Atxaga, Cesare Pavese, John Keats, Jaime Gil de Biedma, Georges Brassens y Paco Ibáñez, Mario Benedetti, Blas de Otero o Juan Eduardo Cirlot.

Los poemas de “La vida por delante” y de “Con elegancia”, que ya fueron en su día magistralmente musicados por Gabriel Sopeña, se mezclaron con los últimos de “Su nombre era el de todas las mujeres”, sin olvidar canciones que ya se han convertido en himnos y declaraciones de principios, como la versión de “La mala reputación” o “El hombre de negro”, que pusieron al público en pie.

Con “Brillar y brillar” volvió Sopeña al escenario, mano a mano. Y tanto él como Igor Paskual aparecieron para acometer ese cuerpo a cuerpo que Loquillo y Sopeña entablaron un día con el maestro Jacques Brel, ese “Con elegancia” que salió tan lleno de dignidad y trabajo bien hecho.

El Palacio de Congresos de la Expo no es el mejor espacio para un concierto como el que se vivió ayer en Zaragoza; un sitio demasiado desangelado que hacía pensar en las posibilidades que habría dado un lugar como el Teatro Principal, con un par de días en cartel, por ejemplo. Sin embargo, las dificultades que imponía ese “hospital de la música” –según la expresión feliz de Pedro Popker, que se encontraba entre el público– no fueron ningún obstáculo para un Loquillo que tuvo algo, aunque cueste creerlo, de bailarina de ballet, de mimo, de torero o de samurái o de Edith Piaf chante à l’Olympia. El Loco ha hecho un trabajo teatral, un entrenamiento gestual, digno de reconocimiento y los movimientos afilados y tajantes que son marca de la casa, y que aparecieron brevemente cuando el guión los exigía, se vieron sustituidos a lo largo de casi todo el concierto por sugerentes dibujos con un juego de brazos que hacía que lo que en otros hubiera significado exceso de histrionismo o invitación a la burla fuera en él un ejercicio de mimetización con lo cantado. Un tour de force, en definitiva, que hacía aparecer como más extraterrestre todavía a algún tipo que pensaba que seguía delante de Los Trogloditas.

Loquillo fue sincero con el público, confidente, agradecido, hábil en el manejo del humor, en una Zaragoza en la que se cerraba una etapa, en un mundo que anda desorientado y a la deriva y para el cual se atrevió a recomendar la belleza como medicina, lo necesario frente a lo fugaz, la poesía como esa arma que sigue estando –ayer lo comprobamos– cargada de futuro.

ENRIQUE CEBRIÁN ZAZURCA

Concierto de Hillbilly Mongows, en La Casa del Loco de Zaragoza

TEXTO Y FOTOS: Antonio J. Pérez

Sobre las 22.10h de la noche saltaron al escenario en la Casa del Loco. Se nota que el grupo jugaba en casa, ya que tuvieron una muy buena entrada (pese a competir con la fiesta de despedida de la Estación del Silencio, que también tuvo lugar la noche del viernes), venían a presentar su nuevo disco, repleto de buenos temas

El grupo está formado por Hillbilly Cuti al banjo, ukulele y voces, Sweetheart Lauri voces, Adoquin Head Reverend a la mandolina, Louis “Mc Alberjes” al contrabajo y Rockin’ Bobby Vintage en la guitarra acústica y como dicen ellos mismos “su repertorio se nutre de clásicos del Rock y del Pop trasladados al Country y al Bluegrass con una total falta de vergüenza.”

Cabe destacar, entre otros muchos temas, la versión del famoso tema Sitting on the dock of the bay de Otis Redding que ellos rebautizaron como Sitting on the Duck of the Bay, el grupo se caracteriza tanto por versiones clásicos de The Doors, Neil Diamond como de artistas más modernos como Beyonce y Lady Gaga, pero siempre dando ese toque Country a las canciones

The Bright, se suben al escenario de La Casa del Loco de Zaragoza

TEXTO Y FOTOS: Eva María Gimeno y Antonio J. Pérez

Eran las 22.05h cuando Miryam Gutiérrez y Aníbal Sánchez, The Bright, se subieron al escenario de La Casa del Loco y durante más de 1 hora, nos estuvieron repasando su último disco, unido junto con algún tema nuevo e incluso se atrevieron con un par de versiones.

La puesta en escena fue de lo más simple, tan solo ellos dos, sin ningún tipo de aderezo, pero estos chicos sólo con su música ya les bastó. Pese a que hace poco iniciaron por España una guita eléctrica, en Zaragoza prescindieron de la banda y la actuación se desarrollo entre guitarras acústicas y eléctricas,

Temas como Soundtrack, Losing your way, junto con las version de Led Zeppelin, el tema de Neil Young Cowgirl in the sand y el Ring of Fire de Johnny Cash.

Durante el concierto hubo un par de anécdotas, una de ellas fue cuando Aníbal se enfundó una guitarra realizada con una de habanos, y la otra fue cuando alguien del público le dijo que se arrancase con una jota, a lo que respondieron que no conocían ninguna, pero que prometían que se iban a aprender una para la próxima visita de Zaragoza.

El público, aunque un poco corto en número , estuvo acompañando las canciones y el grupo lo agradecía.

Sonido Celta en toda su esencia.

Ayer, entre los conciertos programados por Interpeñas para este Pilar 2011, Celtas Cortos volvió a demostrar toda su grandeza en un escenario de pago que, en el fondo, es la manera de reunir a quienes quieren estar frente a estos ocho druidas de la música que muestran dos características principales: Reivindicación y sentimiento.

Casi un par de horas de paseo por retales de nuestra vida, recordando solo lo bueno que nos han hecho sentir, con la banda sonora que los pucelanos saben ponernos para hacernos saltar y bailar, teniendo como guía la sonrisa permanente de Jesús Cifuentes que no la perdió en ningún momento. Y es que, se viven dos conciertos dentro del mismo: Las canciones que nos hablan de movilización, de no estar quietos frente a la injusticia de este mundo y cuando aporrean nuestras almas con los temas instrumentales. Con estos últimos, además, los Celtas Cortos se “evaden” a un garaje, a su local interior y disfrutan como niños de sus propias recreaciones. Y los demás, nos contagiamos como el vecino que, entre envidia y admiración, suspira por no estar tocando siquiera una maraca con ellos y se consuela por poder disfrutar, simplemente, mirando.

José (o mejor, Sir José), se desfondó con la guitarra -y quien no, a ese ritmo-, dejando más de una boca abierta que él mismo tuvo que cerrar con guiños.
Antón y Alberto, con la gaita, la flauta, el violín y el trombón, marcaron el inconfundible sonido “Celtacorto” que, cerrando los ojos, nos lleva a las praderas montañosas de la isla verde.
Y el resto: Diego, Goyo, Jorge, Chucho y Cifu, fabulosos; enormes; creando de nuevo lo que ya estaba acabado porque, las canciones de Celtas Cortos, son distintas y nuevas en cada concierto. ¿Será magia? Otra explicación es difícil.
Solo un ruego final -que de los errores, se aprende-: No más conciertos gratuitos como el del año pasado en Independencia. Para oír el disco, estoy más tranquilo, majete, en mi sillón.

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Programación Interpeñas Pilar 2011, Concierto Pilar 2010, Concierto Pilar 2008,

Crónica del concierto de La Fuga y Los Suaves en Interpeñas

Texto y fotos: Antonio J. Pérez

La Fuga

Con solo 5 minutos de retraso, sobre la hora marcada, entra en escena el primer grupo de la noche. Con una entrada un poco pobre en los comienzos (se rumoreaba que había una confusión con los horarios en los carteles), pero poco a poco se fue llenando el aforo.

Según nos comentó la organización, La Fuga iba a desplegar todo su set de canciones y así fue, con cerca de hora y media de actuación,

Temas como Sola, Espinas de cristal, Trampas al sol, Baja por diversion, Arde el Viernes, Por verte sonreir, P’aqui p’alla. Tuvieron tiempo de tocar un par de versiones de Los Calis (Heroina) y Platero y Tu (Juliette), P’aqui p’alla.

Los Suaves

A media noche, sin introducción y sin ni siquiera bajar las luces, saltaron al escenario Los Suaves a darle su ración de rock a un publico totalmente entregado que desde las primeras filas (y las últimas también) no pararon de corear todas y cada una de las canciones que tocaron.

Los años no pasan en balde y ya Yosi luce una melena y unas barbas bastante canosas (se puede asemejar a un Jesucristo rockero), la verdad había momentos que costaba diferenciar su cara entre tanto pelo.

Fue un concierto a mi parecer algo corto (1h y 20m), en el cual tocaron temas como:

Preparados para el rockanroll, Cuando los sueños se van, San Francisco Express, Palabras para Julia, Adiós, adiós, Chou-Chou llega el tren, Esa noche te perdí, Malas noticias, ¿Sabes? Phil Lynott murió, Maldita sea mi suerte, Esta vida me va a matar, Mención especial a Si pudiera, que como ellos dijeron ya hacía bastante tiempo que no la tocaban y la incluyeron en el concierto. También tocaron su versión del grupo francés Trust, la conocida Antisocial (también versionada por Anthrax). Terminaron la parte principal de su actuación con Dulce Castigo.

Tras unos instantes en los que abandonaron el escenario, volvieron para tocar el bis, que incluyó El Afilador, Dolores se llamaba Lola y Ya nos vamos.

La anécdota se produjo durante el tema Dolores se llamaba Lola, cuando Yosi plantó una bandera de Aragón, junto con la bandera Gallega en el pie del micro y sacó a pasear una pancarta que rezaba “Los Suaves siempre con las peñas”. Este gesto fue agradecido por el público que ya estaba vibrando de todo un clásico.

Al acabar, la sensación de muchos fue que se habían dejado bastantes temas en el tintero y que la actuación se les había hecho corta.

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